sábado, 30 de diciembre de 2017

Tu regalo, Papá Noel

Tu regalo, Papá Noel

Dimecres, 30 Desembre 2015 

Manuel se había portado mal en clase. Otra vez, leyó su madre en la carta que le mandó la profesora en la mochila.
—Manuel, escúchame, ¿por qué te comportas así? ¿Es por la profesora? ¿Tus compañeros de clase?
Él se limitó a ignorarla sentado en el sofá viendo su serie favorita: La patrulla canina.
—¿Me estás oyendo? Papá Noel no te traerá juguetes este año si te portas mal.
—¿Quién es Papá Noel? —preguntó.
Paloma cayó en la cuenta, le había dicho que los regalos se los traían los tres reyes magos. Tuvo que explicarle quién era el tipo de rojo que aparecía en los anuncios de la tele y en algunos balcones en forma de muñeco escalador.
—Yo lo que quiero es que pases más tiempo conmigo —dijo.
A Paloma se le formó un nudo en la garganta. En diciembre le habían subido las horas en el trabajo, era cierto, apenas lo veía por la noche, a la hora de la cena, demasiado cansada hasta para leerle un cuento. 
—Es por el trabajo, cielo, ya te lo he dicho.
—Pues no trabajes tanto —concluyó él.
Paloma suspiró, le dijo que era solo por un tiempo. Improvisó, estaba ayudando a Papá Noel con los regalos de Navidad, muchos niños se pondrían tristes si ella se quedaba en casa. Manu pareció entender, luego preguntó si ese papá le traería su muñeco de Rocky, el de La patrulla canina. Paloma le abrazó, había intentado conseguirlo en varias jugueterías pero al parecer estaba agotado.
—Ya veremos.
Manu sabía que eso significaba que no, lo supo al mirar a su madre. En vísperas de Nochebuena fueron a un centro comercial. Junto a la puerta había un Papá Noel deseando buenas fiestas. ¿Ese era quien debía traerle su muñeco si se portaba bien? Manu le miró con desagrado, en un momento de descuido se soltó de la mano de su madre, fue corriendo y le dio una patada en la espinilla. Aquel acusó el golpe.
—¿Por qué has hecho eso, Manuel? —le preguntó su madre avergonzada.
—Porque es malo, no quiero que te haga trabajar tanto.

Ginés Vera

viernes, 29 de diciembre de 2017

Plan cero mortales

A veces no somos conscientes de las consecuencias de nuestros actos. Otras veces si.
Desafiamos al mundo pensando que somos inmortales, seres de piedra que no pueden ser dañados. Creemos que nuestro corazón es fuerte, que nada puede romperlo.
Nos sentimos eufóricos mientras celebramos nuestra futura victoria, aun por confirmar.
Nós pavoneamos haciendo creer a todos que tenemos el control.
Jugamos a ser dioses.

Luego llegas tú con tu voz, que no tus palabras, y me haces pisar tierra firme y de nuevo ser consciente que ser diosa no va conmigo, que ser frágil no es de débiles, que perder el control es humano y que nuestros actos nos definen.

No dejaré que nadie me transforme en quien no soy. No permitiré que me convierta en eso que odio.

I love you Prince

Miedos

Los verdaderos momentos entre dos personas surgen cuando se empiezan a decir las verdades sin miedo a perder.  Es en ese instante cuando ...